Las expresiones afirmativas del gobernador de Durango, José Rosas Aispuro, echan abajo la tesis del enfrentamiento como el móvil de la muerte de Andrea y Carolina en el templete de Sanalona el pasado lunes, como lo hizo ver el secretario de Seguridad en Sinaloa, Cristóbal Castañeda en su declaración apresurada que le podría costar el puesto.

“Eran mis familiares las muchachas que lamentablemente asesinaron”, fueron las palabras del mandatario, respecto al tema en el que el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, ha preferido quedarse al margen, quizás de manera inteligente, hasta no tener la seguridad de lo que en realidad sucedió a las 2:00 de la mañana del lunes.

Y es que a reserva del resultado que arroje la investigación, no correspondía al secretario convocar a una conferencia de prensa para salir a defender a sus muchachos en una situación tan grave y delicada como lo es la muerte a balazos de dos jovencitas universitarias, y no sólo por la cuestión formal y legal, sino también porque en esos momentos Castañeda no contaba con los elementos suficientes para asegurar que los policías estatales respondieron a una agresión a balazos que salió del vehículo tripulado por los cuatro muchachos: tres mujeres y un hombre.

Y es que muchas cosas no cuadraron en la tesis del enfrentamiento dada a conocer desde el primer momento.

¿Cómo es posible que en medio de un tiroteo un agresor pueda pensar en deshacerse del arma tirándola lejos del él? ¿En realidad traían arma o armas los muchachos? ¿Por qué no presentaron ante la Fiscalía a los dos jóvenes detenidos que sobrevivieron a la balacera? ¿Por qué hicieron firmar una hoja en blanco a la jovencita sobreviviente donde supuestamente iría su declaración de los hechos? ¿No sería muy aventurado que los cuatros jóvenes, entre ellos tres mujeres, dispararan contra la patrulla? ¿Los agentes de la policía aplicaron correctamente los protocolos para este tipo de situaciones?

Cada una de estas interrogantes tendrán que resolverse de manera clara y científica a través de las pruebas de rodisonato de sodio, necropsias, el levantamiento de evidencias y reconstrucción de los hechos, en el que en un primer momento también familiares y vecinos de Sanalona dijeron que los muchachos no dispararon.

La verdad tendrá que salir a la luz pública, máxime que las muchachas asesinadas resultaron ser familiares del gobernador de Durango, por lo que el asunto adquiere ya otra dimensión.

Ya incluso, Rosas Aispuro envió a coadyuvar con la investigación a un grupo de la Fiscalía de aquel estado, esto con la intención de que no haya “mano negra” y se castigue a quién se tenga qué castigar.

El caso es que ya el presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, Óscar Loza Ochoa, pidió la destitución de Cristóbal Castañeda por tan garrafal error que ha valido la crítica severa no sólo del ombudsman, sino de gran parte de la sociedad enterada del tema.

Así es que, por salud, no descarte usted que de un momento a otro el secretario de Seguridad tenga que dejar el puesto. Por salud. Cuestión de tiempo.