Culiacán, Sinaloa. El llanto de su hermana y demás familiares en una rueda de prensa esta mañana no presagiaban nada bueno. Y sólo tres horas después bastaron para confirmar el mal presentimiento: Mariana fue encontrada muerta.

La jovencita de 17 años, estudiante de la preparatoria Emiliano Zapata de la UAS, fue localizada sin vida al lado de un camino que va del campo militar El Sauz hacia el dique Los Cascabeles. Estaba envuelta en una especie de material de tapiz vinílico y conservaba su pantalón de mezclilla, blusa blanca y tenis rojos que vistió en la víspera del Día de la Virgen, la noche del 11 de diciembre que fue cuando desapareció.

La situación de sus familiares pasó entonces del desespero al dolor, un dolor que no lo quita nada. Fueron cinco días que cambiaron por completo la vida de los Moreno Velázquez.

Por la mañana, suplicaban a través de los medios de comunicación que si alguien la tenía, que se las regresaran viva, sin daño. No fue así. Por eso la desesperación se convierte no sólo en dolor, sino en rabia e impotencia también.

Y es que desde el mismo jueves 12 de diciembre familiares y amigos se dieron a la tarea de buscar por todos los medios a Lucía Mariana. No era su costumbre desconectarse ni “mandar a buzón”. Algo andaba mal, no era normal la situación.

El viernes, la búsqueda se intensificó y la Fiscalía General del Estado activó la Alerta Ámber para pedir a la población la colaboración para dar con el paradero de la adolescente… y nada. Y se atravesó el fin de semana. Pasó el sábado y el domingo… nada.

Fue este lunes 16. Ya presas de un desespero que se hacía más tormentoso a cada minuto que pasaba, su hermana Melissa y demás familiares quisieron dar una rueda de prensa para suplicar porque les regresaran con vida a Mariana. Y el organismo “No se metan con nuestras hijas” estuvo allí en apoyo de la familia.

Que Mariana estuvo en la colonia Miguel Hidalgo con una amiga y de allí se iría a La Lomita para sumarse a los miles de peregrinos que acudieron a venerar a la Virgencita de Guadalupe, dijeron. Pero ya nadie sabe si llegó al templo que esa noche estaba saturado de gente.

“Es lo único que queremos, que ella regrese y regrese bien”, fue la súplica de Melissa ya presa del llanto esta mañana. Su deseo no fue cumplido. Unas manos cobardes le quitaron la vida a su hermana… que era todavía una niña… 17 años.

Enrique Rodríguez