La situación en México es muy grave y la violencia se esparce por los estados fuera de control.
Ahora fue el turno de Michoacán donde un grupo armado imito las acciones del Cartel de Sinaloa durante el viernes.
En aquella región de Tierra Caliente, un grupo de al menos 50 sicarios fuertemente armados, frustró la detención de un líder delincuencial apodado “El Camaleón”, mediante ataques a la población, incendiando 3 domicilios, 2 vehículos y bloqueando la carretera Santa Clara-Opopeo, además de enfrentarse a la Policía Estatal, en el municipio de Salvador Escalante.
Ante el incidente, las autoridades desplegaron un operativo de vigilancia en diversos puntos; sin embargo, “El Camaleón” no fue detenido.
“El Camaleón" es uno de los objetivos delincuenciales más buscados en Michoacán, acusado de homicidio, secuestro, delincuencia organizada y de tener el control criminal en municipios como Pátzcuaro, Salvador Escalante, La Huacana, entre algunos otros.
La estrategia contra el crimen organizado revela un caos en la coordinación de los cuerpos de seguridad en México y pone en evidencia el gran poder y control que el crimen organizado aún ejerce sobre las autoridades.
Los hechos violentos entierran la teoría de que el crimen está magullado y que la paz es mucha.
La política de los gobierno anteriores de guerra total contra el narcotráfico fue errónea, pero también lo es la estrategia “suave suave” de la administración actual.
Tras los hechos en Culiacán, los criminales deben estar contentos, pues ahora saben qué hacer cuando se atrapa a uno de sus miembros: sacar sus armas más grandes y sembrar la anarquía en la población.
Redacción