Israel informó el jueves que bombardeó una instalación de Hezbolá en el sur de Líbano, casi dos días después del inicio del alto al fuego en conjunto del grupo islamita después de trece meses de enfrentamientos fronterizos y dos meses de guerra directa.
Por su parte, el ejército libanés acusó a Israel de haber violado “varias veces” el acuerdo establecido el martes mientras empezó a desplegar soldados y tanques en el sur —sin avanzar— a zonas con presencia israelí.
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, amenazó por su lado con ordenar una "guerra intensiva" contra Hezbolá si el movimiento islamista proiraní rompía la tregua. También dijo que haría "todo" lo que estuviera a su alcance para impedir que Irán se dotase del arma nuclear.
El ejército israelí justificó su ataque señalando que había detectado “actividad terrorista” en una instalación de Hezbolá utilizada para almacenar cohetes de medio alcance. El bombardeo “neutralizó la amenaza”, aseguró. A pesar de la tregua, las fuerzas israelíes permanecen activas en la región fronteriza.
En tanto, la madrugada del miércoles, miles de libaneses desplazados comenzaron a regresar a sus hogares, tras meses de violencia. Sin embargo, el panorama es sombrío: en el pueblo de Markaba, dos personas resultaron heridas por fuego israelí, reportó la agencia NNA, mientras que en Qlaaya, una aldea cristiana, los habitantes celebraron la llegada de tropas libanesas con arroz y flores, clamando por la paz.
“Solo queremos al ejército libanés”, gritaban los pobladores ondeando la bandera nacional. En el sureño Zibqin, Um Mohamed Bzeih, quien huyó con sus hijos hace dos meses, expresó con lágrimas: “Aunque hay destrucción por todos lados, regresar aquí es como si nuestras almas hubieran vuelto”.
Otra vez, Israel vs Hezbolá
El alto al fuego detuvo las hostilidades iniciadas un día después del estallido de la guerra en Gaza, desencadenada por el ataque del movimiento islamista Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023. Este conflicto no solo renovó tensiones entre Israel y Palestina, sino que reactivó un frente norte entre Israel y Hezbolá, que ha sido tradicionalmente respaldado por Irán.
Hezbolá abrió entonces un frente en apoyo de su aliado palestino contra Israel, que en septiembre centró sus operaciones en Líbano con una campaña de bombardeos y operaciones terrestres que infligió duros golpes al movimiento proiraní. Esta estrategia forma parte del enfoque de Israel para evitar que Hezbolá consolide un poder militar en las regiones limítrofes, lo que representaría una amenaza directa para su seguridad nacional.
El acuerdo de cese el fuego contempla que las fuerzas israelíes mantengan sus posiciones, pero establece un periodo de 60 días en los que "el ejército y las fuerzas de seguridad de Líbano empezarán su despliegue hacia el sur", según explicó un alto cargo estadounidense.
Este acuerdo, mediado por Francia y Estados Unidos, representa un esfuerzo diplomático significativo para evitar una escalada regional, aunque no garantiza el desarme de Hezbolá ni el fin de las tensiones.
Israel procederá a una retirada por fases, pero sin dejar un vacío que pueda ser aprovechado por Hezbolá, añadió. Este punto ha sido crucial para Israel, que busca evitar repetir los errores del pasado, como ocurrió en 2000 cuando su retirada del sur del Líbano permitió a Hezbolá consolidar su presencia militar en la región.
Hezbolá, aunque no participó directamente en las negociaciones de la propuesta de tregua presentada por Francia y Estados Unidos, declaró el miércoles que había conseguido la "victoria" en la guerra contra Israel.
La formación político-militar, predominante en la mayoría musulmana chiita del país, es el único grupo que no se desarmó tras la guerra civil de 1975-1990. Cuenta con un arsenal suministrado por Irán, considerado incluso más potente que el del ejército libanés.
Sin embargo, Israel ha diezmado en gran parte sus capacidades y ha desmantelado su cúpula, empezando por el asesinato, en septiembre, de su influyente líder Hasán Nasralá.
El diputado de Hezbolá Hasán Fadlalá indicó a AFP que el grupo coopera "plenamente" con el despliegue del ejército libanés y aseguró que ya no tiene "bases o armas visibles" en el sur.
Escepticismo
El camino a la recuperación será largo para Líbano, que ya antes del conflicto enfrentaba años de una grave crisis política y económica.
En un primer paso hacia la normalidad, la agencia oficial de noticias NNA informó que el Parlamento se reunirá el 9 de enero para elegir un nuevo presidente tras dos años de vacío en el cargo.
En el norte de Israel, donde decenas de miles de personas fueron evacuadas a causa de los enfrentamientos, reina el escepticismo ante la tregua.
"Todavía no nos sentimos seguros y no estamos contentos con ello", dijo Nissim Ravivo, un hombre de 70 años, en la ciudad costera de Nahariya, a 10 kilómetros de Líbano.
"Es una vergüenza, deberíamos haber continuado por al menos otros dos meses y terminar el trabajo", protestó.
El conflicto ha causado al menos 3,961 muertos en Líbano desde octubre de 2023, la mayoría en las últimas semanas, según el Ministerio de Salud. Del lado israelí, las hostilidades con Hezbolá han matado al menos a 82 soldados y 47 civiles, de acuerdo con las autoridades israelíes.