Redescubren la cultura totonaca; Cumbre Tajín como detonante Destacado

Escrito por  Excelsior Feb 19, 2022

Miguel Juan León, representante de la etnia, afirma que este festival les ha permitido desde hace 23 años recobrar su “autoestima cultural”

La cultura totonaca fue fundamental en Mesoamérica. Las mujeres eran expertas tejedoras y bordadoras, se vestían con grandilocuencia y trenzaban el cabello con plumas. Sus dioses eran el Sol, la Luna y las Estrellas; su arte se caracterizó por una cerámica variada, la escultura en piedra y una arquitectura monumental de barro y entre sus platillos tradicionales aún destacan el atole de maíz morado, de tortilla quemada y de dulce con chile.

Con presencia geográfica en los estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo, la etnia totonaca, que tuvo su esplendor hacia el año 800 d.C. en centros urbanos como El Tajín, Papantla y Cempoala, llegó a ser en el siglo XIX una de las principales productoras mundiales de vainilla, de ámbar líquido y algodón.

Hoy, unas 90 mil personas habitan la región llamada Totonacapan, donde todavía se cultiva maíz, yuca, calabaza, frijol y chile; se degustan platillos como el pipián de flor de izote, los frijoles en guatape, las jaibas en chileajo y las enchiladas de semilla de
mamey; y conservan su lengua, varios de sus ritos ancestrales y su medicina tradicional.

Toda esta cultura, arte y tradición ha sido redescubierta, incluso ante los ojos de los totonacas, a partir de la realización del festival Cumbre Tajín en 1999, que, bajo el lema Limakaxtum (Unidos volamos más alto), llevará a cabo su edición 23 en la zona arqueológica de El Tajín del 18 al 20 de marzo próximo.

"A partir de la Cumbre Tajín, la comunidad totonaca empezó a valorar más nuestro patrimonio cultural, el encuentro nos motivó a organizarnos mejor para conocer y promover este legado”, comenta en entrevista Miguel Juan León, representante totonaca y gestor cultural del Parque Takilhsukut.

El gestor cultural afirma que “los abuelos y las abuelas que participaron en la primera edición de la Cumbre propusieron como objetivo principal proyectar esta cultura y la pirámide de los nichos en el mundo."El festival se convirtió en un espacio para compartir. A partir de esta proyección de la cultura totonaca, más allá de los Voladores de Papantla, venimos a recobrar nuestra autoestima cultural”, agrega.

Destaca que uno de los logros más importantes es que “se fueron quebrando ciertos sistemas de pensar. Por ejemplo, si bien la alfarería era una actividad exclusiva para las mujeres, conforme se escuchaban conferencias y diálogos acerca de que la cultura transforma, la gente tuvo oportunidad de evolucionar. Ahora tenemos a jóvenes en alfarería, danza, textil, cerámica, lo que hace 50 años no era común”.

El promotor explica que cuando hablan de la cultura totonaca evocan un árbol que da frutas y flores, con sus raíces, su tronco y sus ramas. “En la raíz están los conocimientos, la savia, lo religioso, lo místico, lo sagrado, lo misterioso, lo teológico, toda la cosmovisión; en el tronco se ubican los abuelos y las abuelas, ellos son nuestras autoridades morales, pero también quienes tienen la conexión tronco-raíz”.

Dice que la comunidad ha trabajado mucho en estos 23 años. “En el Parque funciona un Consejo de Abuelos y Abuelas que sesionan de manera constante. Ellos analizan la problemática que enfrenta la lengua materna, la medicina tradicional, la danza. En 2005 se empezaron los diálogos con ellos para determinar qué hacemos, qué nos hace falta. Se decidió crear una escuela, nuestro propio espacio de enseñanza, recobrar el saber enseñar y el saber aprender desde lo totonaco.

"En el Centro de Artes Totonacas aprenden y conocen la cultura. Tenemos más de 14 casas-escuelas en los municipios del Totonacapan. En 2012, se les reconoció como Buenas Prácticas por parte de la Unesco. Queremos que sean ejemplo de inspiración para otros pueblos, pues es un modelo de enseñanza indígena especial”, agrega.

Juan León añade que uno de los principales retos es que los jóvenes aprendan el idioma, el totonaco y tepehua, y que sientan orgullo de enseñarlo a sus hijos. “Si no saben la lengua su formación no está completa. Por ejemplo, los médicos tradicionales deben conectarse a través de la palabra con los reinos del agua, el abuelo fuego, la madre tierra, deben hablar con ellos”.

De esta forma, indica, se han apoyado de la Cumbre Tajín para redescubrir sus raíces.