Ciudad de México. Las detenciones récord de migrantes en México, sumadas al bajo porcentaje de retorno de personas extranjeras a sus países de origen, han provocado que estaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) y albergues permanezcan saturados.
En 2021, 307 mil 679 extranjeros fueron presentados y canalizados por las autoridades migratorias, mientras que en 2019 la cifra fue de 182 mil 940, lo que representa un aumento de 68.1% en dos años.
Aunque durante 2021 el número de extranjeros que fueron internados en estaciones migratorias del INM y albergues familiares por ingresar de manera irregular en el país superó los niveles prepandemia, la devolución de éstos a sus países de origen no se ha recuperado. Ese año se registraron 114 mil 366 devoluciones, 37.1% del total de los retenidos.
Durante 2021, 307 mil 679 extranjeros fueron ingresados en estaciones y albergues por no acreditar su situación migratoria en el país. De estos, 187 mil 231 fueron presentados e internados en centros del Instituto Nacional de Migración (INM), mientras que 120 mil 448 menores de edad y los adultos que los acompañaban fueron canalizados al DIF, de acuerdo con lo previsto en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
Precariedad y hacinamiento
Desde el inicio de la pandemia, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha expresado su preocupación por las personas migrantes varadas en territorio nacional y exhortado en diversas ocasiones a la Secretaría de Relaciones Exteriores y al INM “a gestionar la cooperación internacional que se requiera a fin de implementar mecanismos que faciliten la digna y sana repatriación” de éstas.
Por ejemplo, en julio del año pasado, la comisión solicitó al INM medidas cautelares en favor de 88 personas alojadas en la estación migratoria de Saltillo, Coahuila, “bajo condiciones indignas y de hacinamiento que, además, sufren el potencial riesgo de contagio de covid-19”.
La CNDH subrayó que la estación contaba con una sobrepoblación del 180%, mientras que las personas internadas vivían en un espacio con filtraciones de agua y contaban con una alimentación escasa y de baja calidad, y carecían de acceso oportuno a medicamentos, a pesar de que varios de ellos padecían enfermedades crónicas, como diabetes.
En abril de 2020, la comisión había alertado que el cierre de fronteras debido a la pandemia contribuyó a que “personas en contexto de migración, en específico, aquellas que se encontraban alojadas en los recintos migratorios del INM por estar en situación irregular en México, se quedaran varadas sin la posibilidad de regresar a sus países de origen”.
Ante ello llamó a las autoridades migratorias a “trabajar para establecer un mecanismo regional que permita instrumentar y ejecutar medidas adecuadas para garantizar el traslado de las personas en contexto de movilidad humana, que se encuentran a disposición de las autoridades migratorias mexicanas.” (Excélsior).
