Guadalajara. Libertad, independencia y autonomía. Éstas fueron las tres palabras que más evocaron en sus discursos los participantes en la inauguración de la 35 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que se realizó ayer en un ambiente cálido, por el reencuentro presencial, y a la vez de tristeza, por las pérdidas que ha traído consigo la pandemia.
Tras dar la noticia de la reciente muerte de la escritora española Almudena Grandes, Raúl Padilla, presidente de la FIL Guadalajara, detalló “el trabajo y la resistencia” que ha implicado llevar a cabo este encuentro desde hace 35 años.
"La FIL también es un área de tempestades que ha salido avante de no pocas dificultades económicas. Es producto de la autonomía universitaria y esa autonomía es sinónimo de independencia ante el poder público y libertad de pensamiento. Un espacio siempre abierto al debate de las ideas y las posturas intelectuales y políticas”.
El promotor destacó que “nuestra feria ha tenido que encarar el asedio del poder público, desde intentar suprimir su vínculo con la Universidad y convertirla en una feria del Estado o proscribir libros y autores por ideas incómodas, hasta recortar apoyos al programa cultural, en ocasiones totalmente, como es el caso de este año.
Es momento de defender a los libros y a sus autores. Es momento de mostrar espíritu de cuerpo con la industria editorial y la cadena del libro. Aquí somos escritores y lectores; voces, no hocicones, y voces que repudiamos el pensamiento único, venga de donde venga. Lo que importa son los libros”.
Padilla dijo sentirse honrado con la presencia en el presídium de Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, y del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, que enfrenta persecución en su país, quien inauguró la feria.
Ricardo Villanueva, rector de la Universidad de Guadalajara, organizadora de la FIL, agregó que “hoy la libertad está en peligro” y dio acuse de los ataques directos que ha enfrentado el encuentro. “Un presidente más, un gobernador más, yo soy un rector más; pero la FIL es de todos y es para siempre”.
La escritora chilena Diamela Eltit, quien recibió de Ramírez el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, dotado con 150 mil dólares, también elogió la libertad y la igualdad. “Gracias a los principios sociales de mi madre, siempre estuve parada en la vereda izquierda de la cuadra del mundo. Jamás he traspasado ese territorio ético. Hoy, la fuerza de la extrema derecha pugna por gobernar Chile. Estamos trabajando de manera intensa para impedir un gobierno rapaz fundado en el desprecio”, añadió.
Ramírez, quien vive su exilio en España, compartió su nostalgia por Nicaragua. “Ese país distante, una cárcel que encierra otra cárcel, un doble círculo que se cierra a sí mismo. Los que están presos en la celda y los que están presos en el país, porque tienen al país como cárcel”.
Y habló de lo que significa que “tu propio país se te vuelva un extraño: la casa en que naciste, la casa en que viviste, las calles que anduviste, los libros que dejaste atrás”.
La FIL arrancó con la certeza de que “las letras son la mejor protección ante los excesos del poder”, como remató Lomelí. (Excélsior).
