Si en Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Alemania ocurre una falla por negligencia médica en algún hospital privado que desencadene la muerte de pacientes, inmediatamente se procede a la clausura del nosocomio, las sanciones a los dueños y responsables no sólo son millonarias, como las indemnizaciones a los afectados, sino que además se les castiga con cárcel.

Ese es un escenario que por supuesto aún estamos muy lejos de ver en México, en donde la impunidad con que se cometen ese tipo de atropellos es la madre de todos los vicios, pero además generadora de más violencia, porque es más fácil que los culpables lo vuelvan a hacer que ser metidos a la cárcel.

“Quien tiene más saliva traga más pinole” reza un viejo refrán que bien se puede aplicar a nuestro sistema de justicia, en donde la corrupción, el dinero y las armas es lo que prevalece entre los particulares para dirimir sus problemas y diferencias.

El caso más reciente de la clínica Médica de la Ciudad ocurrido la noche del viernes y la madrugada del sábado pasados es un ejemplo claro del papel omiso de las autoridades, cuyo primer síntoma es esconder la cabeza como los avestruces ante una situación de negligencia que cobró la vida al menos de una persona.

Mantener todo en hermetismo es lo más fácil para evitarse problemas, sin importar el sufrimiento de las familias que ven morir a sus seres queridos. Lo ocurrido en clínica Médica de la Ciudad no es una situación menor y debieran ser las propias autoridades de Salud, Coepriss, Profeco y Fiscalía las más interesadas en dar a conocer a la sociedad qué pasó esa noche del viernes y cuáles fueron las consecuencias.