Cruentas jornadas de absurdos asesinatos ha vivido Sinaloa en las últimas semanas en donde lo mismo las manos criminales le quitan la vida a un vagabundo que al jefe policiaco que se atrevió a desafiarlos. Lo mismo un día aparece una persona asesinada y abandonada totalmente desnuda, que otra a la que prendieron fuego con saña inaudita.

Y para colmo, sin deberla ni temerla, una mujer murió víctima de las balas criminales en el puerto de Mazatlán, cuyo único error fue haber estado en el sitio equivocado a la hora equivocada. Un intercambio de balas entre policías y delincuentes acabó con su existencia y sus sueños.

Lo peor es que estamos frente a una lucha mezquina del poder por el poder mismo, del dinero que se obtiene fácil sin importar a quién se envenena ni a quién se tiene que matar, pero además, no importa si en el intento se pierde la vida misma.

Qué lamentable es vivir en medio de una sociedad desgastada y lacerada donde la vida no vale nada y donde las autoridades hacen como que no pasa nada, aunque uno de los suyos haya caído en una emboscada planeada por aquellos que no están dispuestos a poner freno a sus fechorías.

Y en este ambiente donde todos los días se mata gente, habrá que tragarnos nuestro coraje e impotencia.