Lo ocurrido la noche de este lunes en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México debe dejar un aprendizaje muy grande para los gobiernos y los ciudadanos en materia de seguridad de las obras de infraestructura física que se construyen día a día a lo largo y ancho de la geografía mexicana.

A reserva de lo que arrojen los peritajes sobre las causas del colapso de la estructura que hizo que varias unidades del Metro se vinieran abajo, bien vale la pena analizar qué tan seguros son nuestros puentes, pasos deprimidos, presas, carreteras y edificios públicos como escuelas y hospitales, no sólo en la gran metrópoli, sino también en provincia.

En el caso concreto de Sinaloa tenemos algunos puentes que están operando desde que tenemos uso de razón, soportando todos los días el constante paso de automóviles y camiones que poco a poco van deteriorando las estructuras que lo conforman.

Quizás dos los puentes más añejos en Culiacán son el de la colonia El Palmito por el bulevar Emiliano Zapata, así como el puente Miguel Hidalgo, ubicado sobre la avenida Álvaro Obregón, en pleno Centro de la ciudad.

Bien vale la pena, entonces, que las autoridades de Protección Civil realicen peritajes de verificación del estado de las estructuras de los puentes y de algunos edificios como La Lonja, Clouthier y la Escuela Secundaria Federal Número 2, que quizás ya cumplieron su vida útil y sigue operando a pesar del riesgo para los usuarios.