PARADIGMA Destacado

Escrito por  Alejandro Luna Ibarra Feb 27, 2019

 

El “Químico” Benítez, el hombre a vencer.

Por Alejandro Luna Ibarra

 

Dos características distinguen al presidente López Obrador. Honestidad y valor. Su honestidad fue clave para lograr el triunfo del primero de julio y su valor ha sido fundamental para atreverse a enfrentar los trabucos y las trampas creadas por la mafia que gobernó el país los últimos treinta años. Y aunque el presidente goza de tanta o más popularidad que al momento de las elecciones, por su decisión al combate a la corrupción y por la magnitud del monstruo que enfrenta, no está exento de ataques, especialmente  los que provienen de los representantes de los intereses afectados por las acciones del nuevo gobierno.

En Sinaloa, una situación muy parecida se vive en el caso del presidente municipal de Mazatlán, Luis Guillermo “químico” Benítez, quien no sólo mantiene una imagen de honestidad, sino que ha demostrado su valor desafiando a los representantes de grandes intereses de poder cultivados a la sobra de los gobiernos municipales y estatales y alimentados en la cultura de la corrupción.

El “químico” Benítez se ha puesto a la vanguardia de la transformación de Sinaloa, en concordancia con el discurso de campaña del presidente y de las acciones emprendidas por éste en el resto del país, muy por encima de la gestión de sus correligionarios Jesús Estrada Ferreiro, de Culiacán y Billy Chapman de Ahome, incluso de los propios legisladores morenistas enredados entre seguir siendo oposición o ser gobierno, entre sus intereses personales (o los intereses de su corriente) y los requerimientos sociales; entre animarse a destacar personalmente o esperar la línea de su jefe de bancada o del propio gobierno.

En esta mar de confusiones de los Morenistas, Luis Guillermo Benítez no ha titubeado en hacer lo necesario para servir a la gente, en hacer justicia y poner orden y legalidad sin pensar en lo que conviene políticamente. El “químico”se ha significado por hacer bien su trabajo y por su valor para animarse a tratar de poner orden aunque tenga que desafiar añejos intereses de poder y de personajes encumbrados en la política o por atreverse a denunciar públicamente actos de corrupción que involucran a míticos personajes del puerto.

Sin embargo, hacer  un trabajo ejemplar, guiado por el interés de servicio a la población y no en intereses político-partidistas en Mazatlán ha despertado el interés de la población y de los políticos más allá de la frontera de su municipio. De pronto, Luis Guillermo Benítez es un ejemplo de trabajo orientado a la cuarta transformación en Sinaloa, lo que convierte, de un buen gobernante municipal a un peligroso prospecto a la gubernatura de Sinaloa para el 2021, sobre todo para aquellos aspirantes que se pensaban en caballo de hacienda.

No es extraño, por ello, que hayan empezado de pronto a arreciar las críticas contra la gestión del “químico” y a hurgar “con lupa” en cada uno de sus actos para ver dónde encuentran motivo de descalificación que le baje puntos en la competencia hacia la gubernatura. Obviamente Benítez no está exento de cometer errores (sólo quien no hace nada no se equivoca), pero resulta evidente que quienes se sientan rebasados por la personalidad y la gestión del alcalde mazatleco se quieran agarrar de un “chorrito de agua” para descalificarlo.

No obstante, Benítez ha limado asperezas con el gobernador Quirino Ordaz y mantiene amistad con el presidente López Obrador, dos personajes fundamentales para la decisión de la candidatura a la gubernatura en el 2021; ha cultivado una buena relación con gran parte de los legisladores morenistas y, sobre todo, mantiene las dos características que lo distinguen y lo identifican con el presidente como gobernante. Honestidad y valor. Y en este sentido, el problema no es que cometa errores, sino que esté dispuesto a reconocerlos y enmendarlos, como ha hecho el propio presidente de la república.