La rayita negra que pintó la corrupción descubierta con la compra de colchones en mal estado al gobierno de Quirino Ordaz, podrá engrosarse con el manejo irregular de los recursos presupuestales en que pueden verse envueltos algunos de sus colaboradores.
La tarde del pasado miércoles la Auditoría Superior del Estado entregó al Congreso del Estado los estados financieros de las cuentas públicas de Gobierno del Estado y los 18 Ayuntamientos de Sinaloa correspondientes al ejercicio fiscal 2017, es decir, del primer año de Quirino Ordaz como gobernador.
Por lo pronto, se sabe que tales ejercicios presupuestales presentan un quebranto a las arcas del erario por 500 millones de pesos, de los cuales esperamos sean recuperados por la autoridad en bien de los más necesitados y en castigo de los funcionarios mano largas que han logrado los cargos públicos para enriquecerse a expensas del erario.
Lo cierto es que una vez que se conozcan los nombres y montos precisos del faltante, el gobernador Quirino Ordaz Coppel no va a querer cargar con culpas ajenas y seguramente habrá despidos en el gabinete. Así es que estaremos pendientes.
Y hablando de enriquecerse, vale la pena analizar la situación del superdelegado José Jaime Montes Salas, y su última declaración que para él es lo mismo ganar 10 mil que los 80 mil pesos mensuales que gana, pues con igual voluntad haría el trabajo que tiene encomendado como delegado federal en Sinaloa.
Si fuera extraterrestre, tal vez le creeríamos, pero sabemos que todos los humanos tenemos como característica ineludible la ambición y Montes Salas no es la excepción, pues de lo contrario por dignidad o vergüenza ya habría renunciado al cargo, del que ha dejado mucho qué desear.
Y es que la entrevista que le hizo una compañera reportera de VIVAVOZ el superdelegado con supersueldo no atinó siquiera a decir cómo va el padrón de beneficiarios de los programas federales, que se supone es la principal encomienda que le dejó el presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita a Sinaloa.
Y si no sabe cuánta gente se ha enlistado para hacerse acreedores a los programas de becas y subsidios federales, mucho menos va a saber informar a la población cómo pueden hacerle para inscribirse en los programas tan gritados por AMLO.
Creemos que gente así no merece estar en el servicio público. Pero bueno, lo conchudo le permite al superdelegado recibir cada mes su cheque por 80 mil pesos.
Que no los desquita, es cierto. Aunque seguro es que casos como este hay muchos más en la actual administración federal, donde muchos prácticamente “se sacaron la lotería sin comprar cachito”, esto porque accedieron a cargos importantes con muy jugosos salarios sin estar capacitados para ocupar tales responsabilidades.