La guerra en San Javier, Badiraguato, inició en 2018: Desplazado Destacado

Escrito por  Jul 18, 2020

Una decena de familias de la sierra badiraguatense encontraron alojo en una hectárea de terreno ubicada atrás de la UAdeO, en la colonia 4 de Marzo.

Culiacán, Sinaloa. Desde hace un año, entre un arroyo y la UAdeO en la colonia 4 de Marzo se encuentra una hectárea de terreno con casas improvisadas donde la lona, la lámina y la madera son sus principales materiales para sostener las viviendas hechas por personas que han dejado sus hogares, obligados por la violencia desatada en una de las comunidades de la sierra de Badiraguato: San Javier, ahora convertido en pueblo fantasma.
Vecinos de estos terrenos de invasión otorgados, a decir de ellos, por el propio Gobierno del Estado, revelaron a VIVAVOZ que “Todos nosotros somos de Badiraguato, somos gente desplazada de allá y Gobierno del Estado nos acomodó aquí”.
Con la voz quebrada por la angustia y la incertidumbre, explican que son varias las necesidades que como desplazados tienen, sobre todo al estar cerca de un arroyo y la basura que vecinos del lugar van y dejan allí, ocasionando el riesgo de que pueda desbordarse en esta temporada de lluvias. Ellos llegaron tomados de la mano y con la fortuna de tener donde establecerse, aun cuando ya se les haya ya dejado del mano.
Agustín Fuentes, un adulto mayor que no tuvo hijos ni esposa, compartió con la mirada triste y riendo su experiencia de vida y el cambio que esta tuvo cuando tomó la decisión de desplazarse a la capital del estado.
“Yo estaba en San Javier y empezó la guerra en 2018, tapaban las carreteras para que nadie saliera y nadie entrara y ese fue el trasfondo para que me viniera. A mí ya me dio miedo de una bala perdida y allá dejé todas mis cosas, con decirte que ni ropa pude traer porque lo que quería era salirme de ahí”, comenta.


Y recuerda: “El día que me vine me puse un cambio limpio y me traje otro en una maletita y agarré un camión que subía allá a la sierra y me dejó aquí en Culiacán, yo me vine en agosto y en octubre ya estaban limpiando aquí, y aquí al terreno ya me vine yo en enero porque oiga, podemos encontrar de todo en este mundo, menos vida por una bala perdida”.


Los desplazados hicieron hincapié en que han tratado de adaptarse a su nuevo hogar, pues ellos mismos ya cuidan lo que ahora es su patrimonio, poniendo señalamientos de no tirar basura y manteniendo limpio el arroyo que pasa frente a sus casas.


Aun cuando los desplazados reciben a la gente con una sonrisa, en sus miradas no deja e haber nostalgia, sus voces no dejan de quebrarse cada vez que recuerdan sus bienes, la familia que perdieron víctimas de la violencia, sus vidas “normales” y a su preciado San Javier, pueblo que ha quedado fantasma desde que se desató “la guerra en el 2018”, como dijo don Agustín.

 

Ana Laura Salazar