Culiacán, Sinaloa. La contingencia derivada de la aparición del Covid-19 ha traído, además de los trastornos para adaptarnos a la nueva normalidad, algunos daños colaterales como efecto secundario, que nada tienen que ver con la salud, nos referimos específicamente al delito de robo de identidad.
En la comisión de este ilícito los delincuentes no buscan quitar a la víctima lo que tiene, más bien se apropian de su identidad usando todos sus datos para contratar créditos y así obtener una ganancia, la cual a nivel país ronda los 11 mil millones de pesos por año, según el último reporte de la Condusef.
La primera alerta sobre el incremento en este delito fue hecha en julio de 2017 por la entonces subdelegada de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, María Espinoza Calderón, quien indicó que se habían disparado las quejas por este delito en un 216% siendo Culiacán y Mazatlán los municipios con más reportes.
Para inicios de este 2020 Carlos Alberto López Montoya titular en el estado de la Prodecon, Procuraduría de la Defensa del Contribuyente, anunció una baja en el robo de identidad en Sinaloa, hecho que vino a cambiar drásticamente con la aparición del Covid-19, ya que los delincuentes al no poder seguir operando como de costumbre por el aislamiento de los sectores económicos, principalmente bancos, que dejaron de otorgar créditos, optaron por modificar su modus operandi y adaptarse también a la nueva normalidad.
Utilizando ese gran banco de datos que las redes sociales ofrecen, se aprovechan de usuarios con poca malicia, que exponen datos personales en sus publicaciones, siendo ahí la mayor fuente de información para quienes se dedican a esta ilícita actividad.
Es de vital importancia que los usuarios de estas redes sepan el riesgo al que se exponen al no observar estas medidas de prevención, por tal motivo la primera recomendación sería no usar el nombre completo en sus perfiles, un solo nombre acompañado de un apellido es lo mejor.
No publicar reconocimientos, gafetes o documentos donde aparezcan estos datos y si lo hace editar la parte del nombre para que no lo exhiba completo.
Si por desgracia extravió un documento reporte el hecho de inmediato a la autoridad competente, la pérdida de estos motiva en un 67 % la comisión de ese delito, mencionando además que quienes pasan por esta situación enfrentan severos cuadros de angustia y ansiedad por lo tardado que resulta una reclamación.
México ocupa el segundo lugar de América Latina y el octavo a nivel mundial en este delito, tómelo en cuenta.
Héctor Torres Beltrán