Quienes estuvimos en el evento encabezado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado sábado por la tarde noche, no pasaron desapercibidos los honores que le brindó el gobernador Quirino Ordaz al mandatario de la República.

Dicen que la política es el arte de tragar estiércol y no hacer gestos. La confrontación entre priistas y morenistas quedó en las campañas. Hoy AMLO es gobierno y Quirino también, por lo que hábilmente ambos hicieron alusión a que hoy en día el interés supremo son Sinaloa y México.

Las rechiflas y los buuuu de los asistentes al acto celebrado en la explanada de Palacio de Gobierno no tuvieron el efecto deseado sobre los mandatarios que recorrieron juntos los cinco municipios considerados en la primera gira presidencial del morenista por Sinaloa.

Ya Quirino había destacado, con una enjundia que ya le caracteriza en público, que el Presidente López Obrador vino a Sinaloa porque quiere a los sinaloenses y por eso viene a traer beneficios.

El cumplido no pudo tener mejor respuesta en las palabras del Presidente: “Quirino es un hombre que trabaja mucho por su estado. Y si no les gusta lo que digo, no me importa. Mi pecho no es bodega. Yo siempre digo lo pienso”.

En este contexto, los que saben dicen que el gran ganador de esta gira presidencial fue el gobernador Quirino Ordaz, ya que con su hospitalidad y compañía hacia el jefe de la nación hizo que éste no sólo comprometiera recursos y programas de apoyo para Sinaloa, sino que se comprometió a regresar en quince días.