Culiacán, Sinaloa. En un pequeño rincón del Panteón de San Juan, entre las tumbas se asoma una larga estructura color rosa que cuenta con una cruz apuntando al cielo, en sus pies descansa el cuerpo de la pequeña María Elisa Rojo.
La pequeña de tan solo 4 años y dos meses, dejó a sus seres queridos el 27 de octubre de 1900, fatídico día que “voló al cielo”, como escribieron sus seres amados para la niña.
Entre escombros, polvo y abandonó, la tumba de la pequeña no es visitada desde hace muchos años, han pasado ocho años desde que el encargado del panteón trabaja en el lugar y nunca la han frecuentado.
Es José Alfonso Sainz Avendaño, quien con tristeza cuenta el abandono de la pequeña, en los sentimientos que ha generado a optado por limpiar los escombros que dejan los familiares de las tumbas aledañas, mismos que han invadido pedazos del terreno en donde descansa María Elisa.
En este tema lamentó que no sea solo este caso el de las tumbas que no son recordadas en día de los angelitos y el día de muertos, ya que no todos los niños que se adelantaron en el camino cuentan con la dicha de ser recordados.
En este mismo panteón, otras tumbas se pueden apreciar con globos, flores, imágenes de ángeles, dulces, juguetes y ofrendas que fueron colocados por quienes aún cuentan con un hueco en el corazón por haberlos visto partir.
Gabriela Castro.
